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domingo, 22 de noviembre de 2020


Es domingo, 9ºC cuando estoy escribiendo esto. De fondo estoy escuchando a Rubén Pozo, pero antes he estado escuchando a Iván Ferreiro y Extremoduro. Es uno de esos días raros. Es tan raro que ayer me abrí con mi madre y le dije que la quería. Era tarde por la noche y estaba escuchando a Sabina, por tanto está justificado.

He encontrado el motivo para escribir. Lo leo al día siguiente y me gusta pensar que me entiendo, que estoy mejor y que todo pasará. Siempre he sido bastante inteligente y entiendo que sí, que pasará, pero joder... mientras pasa me consume. Y yo quiero ser feliz. O al menos no fingir que lo soy delante de quien me quiere. Echo de menos jugar al baloncesto. Cuando antes estaba mal o necesitaba pensar era el momento de jugar. Solo, mi balón, las escuelas y yo. No necesitaba más para despejarme. Muchas veces coincidía con Cuco y siempre me ha gustado escucharlo. Él sí que me ha dado buenos consejos siempre y ha sido tremendamente honesto cuando ha tenido que serlo. Joder, echo de menos a Cuco también.

No tengo la cabeza bien.. Siempre me he considerado raro, al menos un poco. En el buen sentido, entiéndase. No tengo un foso para secuestrar gente ni me hago trajes con piel humana, como en El Silencio de los Corderos. Raro en plan bien. Aficiones curiosas, sé cosas que mucha gente desconoce.. Siempre me ha gustado como me define mi amigo Miguel: Noble pero muy cabrón. Cabrón en el buen sentido también. Soy interesante, joer. En 2018 me cuidé un montón, adelgacé, hice mucho deporte, trabajé y me veía bien. Y estaba motivado. Me veía guapo, yo mismo me veía así. Ahora evito mirarme al espejo, y tengo dos enormes en mi cuarto y uno en el baño.


Tengo que hacer algo conmigo mismo... Tengo que superar este año de mierda. 

jueves, 19 de noviembre de 2020

Supongo que cuando tienes que alejarte de todo lo que te importa es el momento de llegar a conocerte a ti mismo. Supongo que vivir dos confinamientos en dos países diferentes te hace darte cuenta de cómo de diferentes somos dependiendo de la situación. Sólo intento sobrevivir al 2020.

No sé si estoy deprimido. La psicóloga que vi en Junio me dijo que si tenía ilusión por las cosas era que no, pero cada vez le veo menos sentido. Que solo duermo cuando no tengo más remedio, que los ojos siempre los tengo cansados y vidriosos, como si en cualquier momento fuera a romper a llorar. Y a veces ese cualquier momento suele ser por las noches, cuando rompo el vidrio de mis ojos y empapo mis mejillas con lágrimas saladas. Ahora hasta me identifico con C.Tangana, pero entiendo la decisión que tomaste. Pero es que hasta mis niños silban las melodías de Pucho, que es un consuelo para mí realmente.

También supongo que mi vida ha cambiado. Que me siento liberado cuando tengo algún momento lúcido, aunque la verdad es que son pocos. Son las 20:37 del 19/11/2020 y estoy en un pueblo pequeño del condado de Bedfordshire. A ratos creo recordar lo que es la felicidad, pero es efímero, como el Sol aquí. Echo de menos a mis amigos. A Juanjo el del bar contándonos bromas, que nos llene la caña sin preguntar o salir a tomar un café y volver a las 6 de la mañana sin saber ni cómo. No es sano... pero eran los pocos momentos que seguramente era capaz de imaginarte o de escuchar tu voz. Y es una putada reconocerlo, de hecho desearía no haber hecho la mitad de las cosas que he hecho este verano... sobre todo la mitad de las cosas por las que he hecho pasar a mis padres. No me importa hacerme daño a mi y, supongo, que es bastante chungo reconocerlo, pero es así. Hace ya tiempo que no me importo. Pero sí me importan mis padres y mis amigos.

En este popurrí de sentimientos diré que voy a ser tío de un niño y que debería sentirme más emocionado. Y lo estoy, aunque de nuevo, es en los momentos lúcidos. También tendría que decir que me hubiera gustado despedirme de mi abuela, que me habría encantado abrazar a mi madre o darle una palmada en el hombro a mis primos... pero la vida es una mierda y te guarda estas cosas para cuando estás lejos. Y yo, como estoy conociéndome, estoy alejado de todo. Ojalá pudiera decir que es un gusto el conocerme, pero la realidad es totalmente lo contrario.

Realmente no sé ni porqué escribo. Voy a escuchar a Chico Ocaña, que me pega más que C.Tangana. A veces está bien reconocer que no estás bien.